Page images
PDF
EPUB

rey de España, de que resultó que vinieron indios de todas partes á suplicarles que volviesen á sus pueblos, prometiendo ir á la Pampanga á pedir alcalde mayor al Sr. Anda. Nada hicieron de cuanto prometian, de modo que fué preciso que nuestro gobernador y capitan general enviase tropa para sujetarlos. Salió Don Fernando Araya con treinta y tres españoles y cuatrocientos indios flecheros, llevaba quinientos cartuchos, que eran las únicas municiones que se le pudieron dar, por la escasez que habia de este género en la Pampanga. Llegó esta tropa por cuaresma al rio de Bayamban, en cuya opuesta orilla tenían los alzados una trinchera con cañoncitos y pedreros. Se rompió el fuego de ambas partes: los nuestros pasaron el rio, tomaron la trinchera y pusieron en fuga á los indios, no obstante que eran mas de diez mil. Los persiguieron algo los nuestros; pero antes que se les acabasen los cartuchos, se retiraron ordenadamente. Murieron de nuestra parte cuatro españoles y cuatro indios, cuyas cabezas llevaron los rebeldes por los pueblos, las bailaron á su usanza, y se hicieron mas atrevidos.»

Aunque es cierto que Arandia espulsó á los chinos, habian quedado todos los que estaban bautizados, y despues de su muerte habian vuelto muchos. Estos, creyendo ya concluido para siempre el dominio español, se hicieron partidarios del vencedor, y fueron sus mas activos y fieles servidores. Existía un buen número de los cristianos en la misma provincia, en donde residía el gobierno leal; los ingleses se combinaron con ellos y tramaron el que en la noche de Navidad se alzasen, y les prometieron que entrarian embarcaciones suyas para obrar de concierto en Sermoan y Lubao.«Los autores de este terrible atentado eran los chinos del pueblo

[ocr errors]

1

de Vava, provincia de la Pampanga, á donde habia acudido mucha gente de esta nacion, y fabricado trincheras portátiles y unos cañoncitos que hacian de cañas gruesas bien amarradas con bejucos, y brea, que podian aguantar dos ó tres tiros. Al padre ministro del pueblo lo engañaron, diciéndole que disponian esto contra los ingleses; pero el Sr. Anda tenia de ellos recelos, porque no obedecian sus órdenes. En estas circunstancias un chino algo simple, que pretendia para casarse á‹ una india del pueblo de Méjico, le avisó que no fuese á la misa del gallo, declarándole toda la trama. La india se lo contó todo al P. Sales, agustino, cura de aquel pueblo, y, este dió parte de ello al Sr. Anda, que inmediatamente se puso en Vava con alguna tropa el dia 23 de diciembre. Saliéronle al encuentro los sangleyes en dos alas con sus trincheretas y falconetes de caña, y disparando ma. taron á uno de los de su comitiva: hicieron fuego los nuestros sobre los chinos, y los obligaron á retirarse al convento. El Sr. Anda, envió un español á requerirlos de paz; pero ellos, obcecados en su rebelion, le hicieron tajadas. Avanzó nuestra gente viendo que no habia mas remedio que pelear, é hizo en ellos una gran carnicería; cogió ciento treinta, y se los ahorcó al dia siguiente en Bacolor. Mandó el Sr. Anda que á los que se habian escapado por los esteros se les ajusticiase en cualquiera parte que se hallasen; y habiendo cogido unas cartas, en que constaba que tenian relaciones con los del Parian sobre el alzamiento, mandó que se ahorcasen todos los sangleyes de las islas, cuyas órdenes se ejecutaron en muchas partes; pero el Sr. Anda disimuló con los que no las cumplieron,»....>¡.

... Mientras estaba Anda en el trabajo de la conspiracion de los chinos, recibió la noticia para él muy infaus

ta del alzamiento de un cabezilla en Ilocos acaecido el 18 del mismo mes. Era este un criado de Don Santiago Orendain, el cual habia abrazado el partido del arzobispo

de los ingleses. Salió de Manila despues de su rendimiento, y parece se hallaba por medio de dicho su amo Orendain en comunicacion con ellos.-«Diego de Silang, indio ladino y travieso, que sabia bien el español por haberse criado en Manila, empezó á revolver esta provincia. Decia á sus paisanos que para mantener la fé católica y conservar el pais en la obediencia del rey de España, era preciso que se uniesen y armasen contra los españoles, que los entregarian á los ingleses porque no podian resistirles. Hicieron impresion estas especies en los ánimos de algunos principales y muchos plebeyos, particularmente en los de Bigan, que es la cabecera de de la provincia y residencia del obispo. Se presentaron armados los indios seducidos, pidiendo que dejase el baston el alcalde mayor, y lo depositase en manos del provisor. Los mas aconsejaban al alcalde mayor que se de fendiese de aquella canalla, pero por timidez ó por consejo de algunos pocos cautos entregó el mando al provisor, y no sin mucho riesgo de la vida, pudo escaparse de la provincia. Victoriosos en su empeño los rebeldes pidieron al obispo electo el Sr. Ustariz Dominico, que los eximiese de tributo, y declarase que habian obrado bien en la deposicion del alcalde. Prometió su Illma. que escribiria al Sr. Anda favoreciendo sus pretensiones, pero como el intento de Silang era apoderarse del mando, poco satisfecho con lo egecutado, empezó á juntar gente para mayores empresas. El provisor tenia su casa bien fortificada, y los rebeldes no se atrevian á acometerla, pero se presentaban armados en los montecillos cercanos. Mandó el provisor á los indios fieles que viniesen arma

dos á Bigan, llegaron algunos de los pueblos del Norte, y los del Sur no llegaron tan á tiempo como era menester. Salieron armados los leales, persigueron á los rebeldes como vencidos; prendieron algunos, y con el pretesto de llevarlos á la carcel de la Cabecera no prosiguieron la accion, se esparcieron como tienen de costumbre, y con lo cual dieron lugar á los rebeldes para rehacerse, y al otro dia pusieron fuego y quemaron parte de la ciudad. Los indios del Sur que venian en su defensa, viéndo'a arder, se volvieron atras, y los del Norte se fueron para sus pueblos, con lo que d'eron lugar á los alzados de tomar la casa del provisor, y apoderarse de las armas que en ella habia.—Envanecido Silang con esta accion, envió comisionados al Norte que sublevaron á todos los plebeyos, hicieron muchos robos y atrocidades, y persiguie→ ron á los principales y algunos religiosos agustinos, que decian, que tenian la culpa de que no hubiese llegado la reserva del tributo, pero como los indios son naturalmente interesados, rescataron sus vidas con dinero. Reconocido por los del Norte mandó á los pueblos del Sur, que nombrasen un plebeyo cada uno, para que los gobernase, y fuesen á Bigan á sacar sus títulos, de los cuales recogió mucho dinero. En pocos dias se halló dueño de toda la provincia, y nombró por capitan general de ella á Jesus Nazareno, y él se dió el título de cabo mayor, para defender la religion, y el dominio del rey de España. Es·pidió un bando que parecia muy cristiano; y rezaba continuamente el rosario, obligaba á los indios á oir misa, mandaba que se confesasen, y cuidaba mucho de que los niños acudiesen á la escuela. En medio de estos egercicios de piedad robaba por medio, de sus comisionados, las haciendas de ganado, estafaba á los principales, obligándoles á rescatar la vida con dinero, y pidió á los padres cien

pesos de tributo á cada uno, que despues rebajó á ochenta á peticion de un padre que en otro tiempo le habia hecho favores. Bajo el pretesto de defender la provincia de los ingleses tenia puestas centinelas en todas partes, y no se podia avisar al Sr. Anda, hasta que un padre agusti→ no pudo hacer pasar un despacho. El Sr. Anda, como apenas tenia gente para sostenerse á sí mismo, solo envió un decreto en que mandaba á Silang, que dentro de nueve dias se presentase en Bacolor á dar cuenta de sus aten tados pena de tratarlo como traidor, y arrestarlo; para lo cual enviaria tropa desde la Pampanga, si fuese necesario. Se divulgó este decreto, y se añadian algunas noticias vagas, de que venian los españoles contra Ilocos, con lo cual, y con la persuasion de los padres agustinos que no querian absolver á los rebeldes, se iban retrayendo muchos de Silang en especial en los pueblos del Norte, lo que costó á algunos religiosos el ser presos, y conducidos á Bigan, aunque no tardó Silang en ponerlos en Jibertad, porque afectaba aun religion y cristiandad, con que tenia engañados á los clérigos y á muchos indios, que procedian de buena fé.-En la provincia de Cagayan empezó el alzamiento luego que supieron la toma de Manila. En el pueblo de Iligan, los indios plebeyos que llamamos, timavas azotaron al capitan el 2 de febrero de 1763, persiguieron á los cabezas que cobran el real haber y se declararon libres de tributo, y del gobierno español. Siguieron su mal egemplo otros pueblos, é iba tomando cuerpo la rebelion. Los principales (1) llamaron á los infieles (2) para sujetarlos, tuvieron algunos choques;

[ocr errors]

(1) Los cabezas de barangai ó de cincuenta familias; y los ex-alcaldes y gobernadorcillos.

(2) Los salvages independientes que viven en los montes.

« PreviousContinue »