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cos que padecieron el estrago. El comandante inglés mandó apuntar con sus cañones de campaña al artillero Ibarra que mandaba la batería y tuvieron tan buen acierto, que le llevaron la cabeza, con lo cual se aturdieron los indios, y huyeron confusamente, Forzó el inglés las puertas, y entró matando á cuantos se le pusieron por delante. En esta accion, murieron el alcalde mayor y el P. recoleto. Los mas de los indios se escondieron en las bóvedas; de dos PP, agustinos que habia allí, el uno huyó, y el que tuvo la desgracia de quedarse, fue entregado vilmente por los ingleses á los chinos, á quienes entregaron cuantos se hallaron vivos, para que se vengasen de la muerte de sus paisanos, matándolos á lanzadas en el patio. Tomando Bulacan, despachó el comandante ingles mucha gente para Manila, y se quedó con trescientos hombres, los mas de ellos Sipayes. Vinieron Bustos y Esclava contra él, y aunque traian ocho mil hombres casi todos indios, y seiscientos caballos, no se atrevieron á desalojarlos de Bulacan, y se contentaron con cerrarle los pasos, y darle algunas alarmas. El comandante inglés, mandó algunas partidas contra ellos, y viendo que hacian poco, salió en persona con la mayor parte de la gente, é hizo correr á los nuestros en una desordenada fuga; de modo que creyeron seguia á la provincia de la Pampanga, pero no hizo mas que arrasar las malezas que servian de refugio á los indios y volverse al convento. Bustos con la retirada de los ingleses volvió á ocupar sus antiguos sitios, y estos lo desalojaron de ellos segunda vez tan vergozosamente como la primera. Pero siem..pre sirvió mucho este género de guerra, porque no atreviéndose el comandante inglés á seguir adelante, consiguió del consejo británico licencia para retirarse, como lo egecutó ordenadamente, sin que los nuestros lo persi

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guiesen, habiendo quemado antes de salir el convento ó iglesia de Bulacan.-Acabada esta espedicion, determinó Cornick volverse á la costa con su escuadra; y antes de salir, trató de que se le completasen los dos millones, amenazando saquear segunda vez toda la ciudad, y sus arrabales en que tuvo muchas pesadumbres su Illma. el arzobispo, y no cesó de trabajar hasta que consiguió el que se contentase con una libranza que se dió contra el real tesoro de Madrid. El Sr. Anda por muerte del alcalde de Bulacan pusó á gobernar aquella provincia á Bustos, nombrándolo su teniente general, para que formase tropas y las disciplinase y enseñase el manejo de las armas. Todos los vecinos de Manila y los religiosos contribuian al Sr. Anda con armas, plomo, otros utensilios y fomentando la desercion, para que pudiese formar un cuerpo respetable, que pudiese contener á los ingleses en Manila, y acaso echarlos de ella. Un sargento francés llamado Bretaña favoreció mucho la desercion de los franceses que habia traido el inglés de los que se cogieron en Pondicheri, y él mismo se desertó y lo hizo capitan el Sr. Anda. Los soldados americanos que habian sido hechos prisioneros en Manila desertaban á menudo, y en una fiesta que dieron á los ingleses, se escaparon muchos saliéndose por un embornal de la fuerza, luego que acababan de representar en el teatro mientras les sucedian otros y divertian á los ingleses. Para impedir la desercion y quitarla de raiz se llevó Cornisk á la costa los franceses y americanos, y se puso mas cuidado en Manila á fin de que no se le socorriese al Sr. Anda desde la plaza y sus arrabales. El almirante Cornisk se habia marchado con gran parte de la escuadra llevándose á los frailes agustinos, á los soldados de marina, y á los franceses. Tambien habia salido el brigadier Draper para

Inglaterra sin que yo tenga datos para esplicar el motivo de esta separacion, que dejó muy debilitada la fuerza de los ingleses. Y tanto que se vieron obligados á pedir socorros á la India; é hicieron diligencias para procurarse la alianza de los chinos y de los moros de Joló y Mindanao, Quedó de gobernador Drak; con dos consejeros, el cual publicó el edicto siguiente. «Por cuanto Don Simon de Anda y Salazar, oidor que fue de la real audiencia de esta ciudad, violando los artículos de la capitulacion hecha entre el Sr. D. Samuel Cronisk, almirante de la escuadra blanca, y comandante principal de la escuadra de S. M. en la India, y el Sr. D. Guillermo Draper, brigadier general y comandante principal de las tropas de tierra, en la espedicion contra Manila, de parte de S. M. británica; y el Sr. Don Manuel Antonio Rojo, capitan general que era de las Islas Filipinas, de parte de S. M. Católica, no quiso venir á Manila á reconocer y sugetarse al gobierno británico, al contrario, ayudado y asistido del P. Remigio Ex-provincial de la religion de San Agustin y otros eclesiásticos ha fomentado y aun prosigue causando inquietudes en las provincias de la Pampanga y de Bulacan, instigando á los indios á que se alcen contra S. M. B. que maten á sus vasallos, de un modo no cristiano, cruel é inaudito, é impidiendo á los naturales de traer todo bastimento y otros efectos contra el estilo siempre practicado en las naciones políticas, la fidelidad que se debe á ambas magestades, y en daño grande y detrimento de los indios. Nos el gobernador y consejo de las Islas Filipinas; deseosos que se acabe un alzamiento que si prosigue no se puede dejar de causar la total ruina de los naturales (que es nuestro ánimo proteger), y con mucha razon sentidos del proceder desleal del dicho Don Simon Anda y Salazar, por este ofrecemos y

prometemos á cualquiera persona ó personas que nos traigan al dicho Anda como prisionero la cantidad de cinco mil pesos, luego que nos entreguen su persona sin quitarle la vida. Por este al mismo tiempo, confirmamos lo que declaramos en nuestro despacho del dia 20 de enero, es á saber, que los indios, mestizos ú otros que dejaren el partido de los alzados, y que se sujetaren, serán protegidos en el libre ejercicio de su religion, y exentos de pagar tributo y de todos los servicios personales á los eclesiásticos, que en un todo serán mirados como vasallos del rey de la Gran Bretaña; y declaramos al mismo tiempo, que si se mantienen tenaces en la continuacion de su alzamiento, serán castigados con todo rigor. Y lo firmamos de nuestras manos, y lo sellamos con las armas de la compañía inglesa oriental. Manila 23 de enero del tercer año del reinado de nuestro soberano y Sr. Jorge III por la gracia de Dios, rey de la Gran Bretaña, Francia é Irlanda, defensor de la fé &c., y en el año de nuestro Señor de 1763. Samuel Jonhson.-Dansog Drak, Esmitk. Enrique Broche.» Sin alterarse con este bando prosiguió Anda tomando sus providencias y dando las convenientes disposiciones, entre estas la siguiente. «<Apalit, real audiencia y superior gobierno, á 27 de enero de 1763 años. Por ser cosa pública y notoria que en la presente ocasion de la guerra contra los enemigos ingleses, han dañado mucho los edificios públicos de templos y conventos de los pueblos, pues los de Malate, Hermita, Santiago y San Juan de Bagumbaya fueron los que sirvieron de fortificaciones para combatir á la ciudad de Manila; el pueblo de Pasig, en la provincia de Tondo, es el puesto en que se ha fortificado el enemigo; el del pueblo de Malolos, en la provincia de Bulacan, fué el puesto que tomó para alojarse, aunque

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no pudo mantenerlo. El del pueblo de Bulacan, cabeza de aquella provincia, es el objeto á que se enderezan sus acciones; y en esta atencion conviene al servicio de ambas magestades, al bien comun y general y á la seguridad de los pueblos, quitar este notorio inconveniente; pues faltando las iglesias y conventos fuertes no tendrá el enemigo, entrando en ellos, donde fortificarse y alo→ jarse con seguridad, pues en cualquiera puesto que lo haga puede ser ofendido y desalojado fácilmente. Por tanto, ordeno y mando, apercibo y requiero á los alcaldes mayores, corregidores y justicias mayores de las provincias, á los gobernadores, oficiales de justicia, oficiales de guerra, cabezas de Barangay, principales y comun de naturales de los pueblos de ella, que, so pena de incurrir en el crimen de alevosos y proditores de la patria, en vista del presente, apronten materiales combustibles, y los dispongan en parages proporcionados dentro de los conventos é iglesias para prenderles fuego á tiempo oportuno y competente, en caso que los enemigos ingleses ó chinos que ya se han declarado comunes enemigos, intentén el entrar en cualquiera pueblo, procurando, si fuere posible, encenderlos con tal arte, que cuando el enemigo esté dentro del convento é iglesia, se levante la llama y los abrase dentro; pero si consideran no poder acertar á ejecutarlo de este modo, ó que será facil descu-, brir los materiales el enemigo y apagarlos, ejecuten la quema antes que se apodere; pues asi se conseguirá que no teniendo donde alojarse ni fortificarse, desampare los pueblos y dejé libres. Y asimismo, ruego y encargo en nombre del rey nuestro señor, y de mi parte estrechísimamente les suplico, sirviendo este despacho formal á los reve rendos PP. ministros de doctrina de los pueblos, cooperen al logro efectivo de esta tá justificada y precisa

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